Estos crímenes de honor son así denominados a partir de la motivación de quienes los cometen. Constituyen prácticas que tienen como objetivo restaurar unos comportamientos que se consideran deshonrosos para una persona, una familia o para un colectivo concreto.
Estos comportamientos, generalmente llevados a cabo por mujeres, son juzgados a la luz de las leyes de una sociedad profundamente patriarcal. No es la cultura, ni la religión, ni son las tradiciones, el origen de estos ataques, sino la vigencia del patriarcado en todos los órdenes de la vida y la existencia de relaciones de poder desequilibradas entre mujeres y hombres.
Existen instrumentos jurídicos internacionales, como la Convención de la CEDAW, de la ONU y el Consejo de Europa sobre la prevención y la lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica (el Convenio de Estambul) se refieren específicamente a la cuestión de "honor".