Editorial
CSW60

¿Seguro que no nos dejamos a nadie atrás?


Este mes de marzo se ha celebrado en Nueva York, en la sede de Naciones Unidas, el sexagésimo periodo de sesiones de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Esta Comisión es el órgano internacional intergubernamental que tiene como objetivo fundamental promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. La Comisión depende del Consejo Económico y Social y fue creada en el año 1946.
sexagésimo periodo de sesiones de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer
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sexagésimo periodo de sesiones de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la MujerEn este periodo de sesiones, una delegación del CERMI y de la Fundación CERMI Mujeres viajó hasta Nueva York para participar en las actividades programadas. Simultáneamente a la agenda oficial, se desarrollaron numerosos actos y eventos en el foro paralelo de ONG. El tema prioritario en la CSW 60 este año ha sido el empoderamiento de la mujer y su vínculo con el desarrollo sostenible. En este punto, hay que recordar que entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados el pasado 25 de septiembre de 2015 por la Asamblea General de Naciones Unidas, el Objetivo nº 5 está centrado en lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Sin embargo, en ningún punto en concreto los Objetivos de Desarrollo hacen referencia directa a la situación de las mujeres y niñas con discapacidad.

 

Y esta sensación de olvido es la que se vive en foros como CSW 60. No solamente la presencia de mujeres con discapacidad es escasa –las pocas que asistieron tuvieron la iniciativa de reunirse en el hall de un hotel cercano Naciones Unidas, para conocerse e intercambiar impresiones- sino que también aún son escasas las iniciativas que la Comisión pone en marcha para abordar asuntos que tengan en cuenta, de manera específica o transversalmente, los problemas que acucian a las mujeres y niñas con discapacidad en todo el mundo. Y eso que no son pocos.  

  

Mujeres refugiadas con discapacidad, niñas con discapacidad esterilizadas, mujeres con discapacidad víctimas de tortura, mujeres con discapacidad víctimas de conflictos armados... Sea donde sea, se mire por donde se mire, las mujeres y niñas con discapacidad están en todos los lugares, y sin embargo, es clamorosa la invisibilidad que siguen sufriendo. 

 

Catalina Devandas, relatora especial de Naciones Unidas para los derechos de las personas con discapacidad, ha señalado que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a diferencia de lo que ocurría con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluyen en su agenda de 2030, un total de siete compromisos que tienen en cuenta a las personas con discapacidad. Si bien es un avance importante, es necesario que las organizaciones sociales representativas de las personas con discapacidad realicen control y seguimiento de su cumplimiento por parte de los estados. Las organizaciones sociales de mujeres con discapacidad, por su parte, han de estar vigilantes de que toda la legislación y las políticas públicas que se desarrollen en aplicación de estos objetivos incluyan, no solamente a las personas con discapacidad, sino también que el enfoque que se utilice para ello sea sensible a las desigualdades de género.

    

En los debates de la CSW 60 muchas mujeres expertas han mostrado su disconformidad sobre cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible abordan –mejor sería decir, no abordan- la realidad de las mujeres y niñas con discapacidad. Este espíritu crítico es el que debe guiar la labor que queda por realizar en estos próximos quince años, para asegurarnos que efectivamente nadie se queda atrás.