Sobre esta cuestión Yakin Erturk, ex relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres, señaló, según la agencia Anadolu, el importante avance que se ha producido entre el personal funcionario en relación a la violencia de género.
Ya en el año 2006 se elaboró un Memorando en Turquía que incluía una serie de medidas entre las que cabe destacar la puesta en marcha de una línea telefónica de emergencia para aquellas personas que quisieran denunciar situaciones de violencia contra las mujeres.
Asimismo se exigía a todas las instituciones públicas y las organizaciones no gubernamentales que organizasen campañas que sirvieran para tomar conciencia acerca del problema que supone la violencia contra las mujeres. Otra medida de especial calado era la aprobación de políticas de discriminación positiva en el ámbito del empleo que permitiera a las mujeres acceder a un puesto de trabajo en igualdad de condiciones.
La presidenta de la Asociación Mujer y Democracia, Sare Yilmaz, destacó el activo papel desempeñado por las organizaciones no gubernamentales para que produjesen cambios significativos especialmente en el ordenamiento jurídico del país y que podrían llegar a desencadenar una transformación en la concepción cultural y social de la violencia de género.
Por su parte, Sema Ramazanoglu, Ministra de Familia y Políticas Sociales, describió la violencia contra las mujeres como un "problema social", que requiere un cambio fundamental en las actitudes de toda la ciudadanía. Su solución no está solamente en manos de un Ministerio aisladamente, sino que se trata de una tarea compartida entre las organizaciones no gubernamentales, las y los líderes de opinión, los medios de comunicación y las familias.
A pesar de todos estos avances, aún hay ciertos sectores de población que pasan totalmente desapercibidos. Este es el caso de las mujeres con discapacidad. En Turquía se estima que viven unos ocho millones de personas con discapacidad.
Idil Seda Ak, activista de la Asociación de Mujeres con Discapacitados con sede en Ankara, denunció en este foro que las mujeres con discapacidad se enfrentan a un "doble desventaja". Una investigación elaborada por esta Asociación reveló que las mujeres con discapacidad son también víctimas de violencia de género, algo que no siempre tiene la visibilidad necesaria.
Además los datos recopilados a través del Centro de Prevención y Seguimiento de la Violencia (SONIM) mostraron que al menos sesenta y nueva mujeres con discapacidad solicitaron utilizar las casas de acogida destinadas a atender a las mujeres víctimas de violencia. Cuarenta y ocho de estas mujeres presentaban trastornos de la salud mental. Actualmente esta asociación lidera una campaña de concienciación social acerca de la violencia de género contra mujeres con discapacidad.
Naciones Unidas ha reconocido que las mujeres con discapacidad experimentan "doble discriminación" que las sitúa en una situación de especial riesgo de ser víctima de violencia. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad reconoce esta situación explícitamente en su articulado.
Idil Seda Ak afirmó que la conciencia sobre los derechos de las personas con discapacidad ha aumentado en los últimos años, a pesar de la complicada situación que atraviesa Turquía. En este contexto, la lucha de las mujeres con discapacidad supone un nuevo impulso en la labor de reivindicación del movimiento asociativo de la discapacidad, movimiento que en Turquía está liderado mayoritariamente por varones y en cuyas agendas el enfoque de género no ha sido un prioridad.