'Destroy the joint' había realizado un llamamiento desde su página de Facebook para que las mujeres pudieran realizar aportaciones al debate bajo el hashtag #beingawoman (#siendounamujer). Rápidamente, muchas de estas contribuciones comenzaron a hacer referencia a la realidad a la que se enfrentan precisamente las mujeres con discapacidad, con comentarios referidos, por ejemplo, a cómo las y los profesionales de la salud han llegado a recomendar a algunas mujeres con discapacidad que se sometan a una histerectomía a fin de que no tengan que seguir manejando sus ciclos menstruales o cómo la sociedad en su conjunto continúa negando los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad.
Considerados comentarios repetitivos, distorsionados y si acaso medias verdades, muchos de ellos fueron eliminados. Sin embargo, antes las críticas 'Destroy the Joint' acabó pidiendo disculpas por su forma de actuar y reconoció la necesidad de incluir un abordaje más inclusivo en sus iniciativas que permita tener en cuenta también a las mujeres con discapacidad.
Esta experiencia es una buena muestra de las dificultades que siguen dándose hoy día para que los grupos feministas vean a las mujeres con discapacidad, no como activistas que reivindican exclusivamente sus derechos en el ámbito de la discapacidad, sino como feministas que tienen que desafiar a una sociedad que las discrimina de una manera muy particular, no solamente por razón de género sino también por tener discapacidad.
La interacción que produce el género y la discapacidad, así como las situaciones concretas de exclusión que genera, son de manera sistemática ignoradas, no solo por los movimientos feministas sino también por el de las personas con discapacidad. De esta manera las reivindicaciones de las mujeres con discapacidad se sitúan en tierra de nadie.
La organización 'Women with Disabilities Australia' (Mujeres con Discapacidad Australia) muy conscientes de esta realidad vienen trabajando desde hace años para dar visibilidad a esta realidad y reivindicar los derechos de las mujeres y niñas con discapacidad. De hecho, ha denunciado la violencia que sufren las mujeres y niñas con discapacidad en Australia, haciendo especial hincapié en las agresiones sexuales, así como en la conculcación de los derechos reproductivos de estas mujeres, sometidas en muchas ocasiones a esterilizaciones sin su consentimiento, promovidas por sus familiares.