El relato que comparto en estas líneas parte de la frase, que reproduzco en su literalidad, con la que finaliza el párrafo 2 del nuevo Artículo 49: Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y niñas con discapacidad.
Los datos son relevantes, y aquí cuentan que merced a esta reforma nuestra Carta Magna incluirá ya tres menciones a las mujeres a lo largo de todo el texto, hasta ahora solamente había dos.
No hay duda del reconocimiento de la igualdad de género en nuestra norma fundamental, pero es inevitable preguntarse cómo habría sido el texto si entre los siete ponentes a quienes debemos una norma que ha permitido sin duda avances de calado en este país hubiera habido también mujeres. Mi convicción es que el texto hablaría muchas más veces que dos de las mujeres.
Vuelvo a los datos, que aquí nos cuentan también que, por primera vez, un texto constitucional habla de mujeres y niñas con discapacidad. Y esto no solo en España, ni siquiera en la Unión Europea. Es el único texto constitucional que menciona a las mujeres y a las niñas con discapacidad en todo el mundo.
Una vez más, la discapacidad abandera la innovación social: lo decía con orgullo el presidente del CERMI en su intervención, “la dimensión social es la que definirá las democracias más avanzadas”. A esta verdad indiscutible hay que añadir que esa innovación social tiene siempre rostro de mujer. Una vez más, no es la única que hemos festejado en los últimos meses, las mujeres y las niñas con discapacidad hacemos historia al ser las primeras en aparecer de forma expresa en un texto de importancia capital. Una vez más somos las mujeres con discapacidad quienes ponemos a nuestro país a la vanguardia mundial.
Hemos llegado hasta aquí merced a un esfuerzo colectivo de muchos años, es un avance más que nos pertenece a todas, mujeres, niñas, madres, cada una con nuestra historia singular y única.
Pero este relato no puede quedarse en la esfera de la discapacidad, debe trascender, compartirse, respondiendo a la generosidad que da nombre a esta publicación de la Fundación CERMI Mujeres.
Sean por ello las últimas líneas de la historia para compartir con todo el movimiento de mujeres esta reforma constitucional, porque, por encima de cualquier otra consideración, nosotras también somos mujeres.
Por Pilar Villarino, secretaria del patronato de la Fundación CERMI Mujeres (FCM)