Ana María Pérez del Campo, fundadora de la 'Federación de asociaciones de mujeres separadas y divorciadas'
“Solo se pierden las batallas que no se dan”
Ana María Pérez del Campo, histórica líder feminista, es la fundadora de la 'Federación de asociaciones de mujeres separadas y divorciadas'. Inicia su lucha por los derechos de las mujeres en la década de los setenta, en una España donde la ley franquista sometía a las mujeres a una "insoportable" tutela de los varones -padres o maridos- y las excluía del ejercicio de sus más elementales derechos. Cuatro décadas más tarde la lucha continúa.
En España hasta finales de 1970, las mujeres carecían prácticamente de derechos. A modo de ejemplo, los hombres ostentaban exclusivamente la patria potestad sobre las/os hijas/os, eran administradores únicos de la sociedad legal de gananciales, mientras que las mujeres necesitaban autorización –licencia-- marital para todos los actos transcendentes de su vida como trabajar, abrir una cuenta corriente bancaria, viajar al extranjero o aceptar una herencia, que una vez aceptada administraba el marido.
El código penal vigente en aquellos años, aplicaba exclusivamente a las mujeres el delito de adulterio del art. 449, castigado con prisión menor: “comete adulterio la mujer casada que yace con varón distinto al marido”. La imposición de la pena podía llegar hasta seis años. Este delito no existía para el hombre, su lugar lo ocupaba el delito de “amancebamiento escandaloso”, la acción delictiva residía en el escándalo, no en mantener relaciones sexuales con otra mujer. El adulterio y el amancebamiento fueron despenalizados en febrero 1978.
Siglos de dependencia, obediencia impuesta y discriminación inaudita marcaban nuestras vidas, por eso y porque la responsabilidad de obtener justicia corresponde a quien carece de ella, nos constituimos en una ONG que lucha, desde 1973, por la atribución de igualdad a las mujeres, a sus hijas e hijos, que es exactamente el fin último de los fundamentales derechos humanos.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género ha supuesto un gran avance en la última década en esta materia, sin embargo cada vez son más las voces que piden una ampliación para que la norma recoja otras manifestaciones de la violencia machista. ¿Cuál es el posicionamiento de organización al respecto?
La Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, es un avance por su concentración en la lucha contra la persistencia del sistema patriarcal en las relaciones que constituyen las familias y las funciones que de hecho continúan modelando la desigualdad entre los sexos.
Es obvio que existen otras violencias masculinas contra las mujeres que provienen de la diferencia de trato y posición que impone el poder masculino dominante y el paso adelante reside en que ahora, aunque de facto subsiste, no puede sin embargo ampararse en la ley, a pesar de lo cual, la interpretación judicial en multitud de ocasiones no alcanza el fin último de la justicia que persigue la normativa legal.
Ser ambiciosas en la pretensión de dar entrada en esta ley a otros delitos de violencia machista contra las mujeres nos parece deseable, pero inconveniente mientras que no se haya alcanzado la erradicación de la violencia de género, que comprende también a las/os hijas/os comunes. Mientras eso no ocurra, hay que endurecer el código penal contra las otras manifestaciones de violencia machista. Nuestro posicionamiento frente a la violencia es acabar primero con el germen de la violencia sexista para seguir después con los múltiples modelos de delitos violentos que se derivan de este.
“Las mujeres que sufren violencia de género suelen guardar silencio porque se saben incomprendidas, porque en este delito la víctima se siente más avergonzada que indignada, porque el conjunto de mitos y estereotipos que persisten en la sociedad la disuaden a la hora de tomar decisiones, y todo ello se multiplica en el caso de que la mujer tenga algún tipo de discapacidad”
Según datos del avance de resultados de la 'Macroencuesta sobre violencia de género de 2015', el porcentaje de mujeres con discapacidad que sufren violencia es superior si se compara con las mujeres sin discapacidad. Sin embargo aún cuesta ver a estas mujeres como potenciales víctimas ¿A qué cree que se debe este fenómeno?
Las mujeres que sufren violencia de género suelen guardar silencio porque se saben incomprendidas, porque en este delito la víctima se siente más avergonzada que indignada, porque el conjunto de mitos y estereotipos que persisten en la sociedad la disuaden a la hora de tomar decisiones, y todo ello se multiplica en el caso de que la mujer tenga algún tipo de discapacidad. La sociedad en estos casos suelen percibir al agresor como una persona excelente al haber pasado por alto la discapacidad de su mujer. Por otra parte, la autoestima de estas víctimas se destruye con mayor facilidad y la dependencia hacia el agresor crece desmedidamente.
La 'Federación de asociaciones de mujeres separadas y divorciadas' gestiona el 'Centro de recuperación integral para mujeres, niñas y niños víctimas de la violencia machista' (Carrmm) desde 1991. ¿Cómo funciona exactamente este centro y qué cambios ha experimentado es sus más de veinte años de existencia?
El 'Centro de atención, recuperación y reinserción de mujeres maltratadas' (Carrmm) cuenta con un programa de intervención especializado que se adapta a las circunstancias y necesidades de cada residente. Las mujeres son evaluadas por una psicóloga antes de su ingreso. Toda mujer maltratada y las/os hijos e hijas que les acompañan necesitan una intervención psicoterapéutica especializada en el tratamiento de violencia de género. Distinguir las consecuencias, las causas y concausas del sistema patriarcal del que proviene esa violencia representa otra fuente de recuperación muy estimable.
El proyecto del Carrmm lleva a la práctica la fuente teórica, es decir, la mujer padece la violencia por el hecho de ser mujer. El último cambio experimentado en el Carrmm es la adecuación del mismo para el reconocimiento de centro sanitario.
¿Tenéis experiencia en la atención a mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género en el Carrmm?
Sí, atendemos a mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género a través de los programas de asesoramiento jurídico y psicológico ambulatorio que la federación desarrolla en Madrid.
¿Qué otros servicios ofrece la federación a las mujeres?
Además de los programas de atención jurídica y psicológica ambulatoria en su sede de Madrid, desarrolla un programa específico para mujeres inmigrantes. Otra tarea que realizamos es la formulación de las denuncias pertinentes con la mujer perjudicada ante las instituciones, cuando la situación lo requiere. Asimismo, hay que destacar que nos encontramos representadas en el Observatorio Estatal contra la Violencia de Género.
Ya para terminar, el próximo 7 de noviembre hay convocada en Madrid una marcha estatal contra las violencias machistas, ¿cómo animarías a las mujeres con discapacidad a que se sumaran a la misma?
Me dirijo a todas las mujeres y de manera especial a aquellas que tienen alguna discapacidad para convocarlas, con tanto entusiasmo como cariño, a la manifestación del 7 de noviembre contra toda violencia machista porque solo se pierden las batallas que no se dan y porque el conformismo es el alimento de la desigualdad. Juntas no existen imposibles.